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Insumos agropecuarios en salta

La política que necesita la empresa agropecuaria es política ambiental

Las últimas décadas han sido revolucionarias en materia económica, y de la mano, la ecología y el estudio del ambiente han puesto el foco en desarrollar nuevas formas de analizar los impactos de las actividades humanas.



La agricultura ha sido una de las actividades de más intercambio periódico de insumos con el ambiente. Lo que en algún tiempo fue agricultura extensiva, a base de habilitación constante de tierras para la producción, hoy requiere de una intensificación del uso de la tierra ya habilitada para responder a los nuevos paradigmas del mercado, a una agricultura eficiente, una agricultura inteligente.


Evaluar la sustentabilidad

Toma vigencia lo ya citado por Ernesto Viglizzo de INTA (2008), “donde el dilema actual en las sociedades modernas con conciencia ecológica y ambiental es cómo armonizar las urgencias de corto plazo de la economía con las demandas de largo plazo de la ecología”.


¿Podemos medir sustentabilidad?

Diríamos que lo principal es el cambio de paradigma: necesitamos entender que nuestro espacio de trabajo, el campo, funciona como un sistema (de partes que se relacionan por flujos, generando procesos y productos), que necesita mantener ciertas funciones para seguir en pie. El sistema en pie y sano, es base de una agricultura sustentable: mantiene rindes, no colapsa ante plagas, no registra pérdidas de biodiversidad.


Si podemos asumir este paradigma, sistema, entonces podemos detectar aquellas variables indicadoras de funcionamiento (servicios ecosistémicos) y de existencias (bienes ecosistémicos) que nos interesan mantener. Medirlas es el paso siguiente, la gran ayuda viene de la mano de la tecnología, pero el análisis del funcionamiento del sistema monitoreado, y las acciones sobre esa información se basan en nada más que la planificación de interacción ambiental en la empresa agropecuaria: su política ambiental


La empresa agropecuaria: su política ambiental y su sistema de gestión

Ya no debería ser meramente enunciativo el hecho de reconocer la relación de la empresa y el ambiente, ya que está probado que los sistemas naturales colapsados o sobreutilizados redundan en costos inducidos no previstos. Pensar entonces en gestionar los recursos con más eficiencia es estratégico en el mediano y largo plazo.


El marco de responsabilidades en el que se moverá la empresa con respecto al ambiente se define en su política ambiental, que es la guía de las interacciones permitidas o no, entre la empresa y el ambiente. Esto, deriva en delinear un sistema de gestión ambiental (SGA) que implica la caracterización de todos aquellos aspectos que estén produciendo un impacto ambiental negativo significativo, y los procedimientos que se puedan llevar a cabo para conseguir la eliminación o minimización del mismo. Los SGA dependen de la empresa, su tamaño y su política ambiental.


El SGA tiene las características de un proceso de mejora continua por lo que la periodicidad del análisis de los resultados es la base del ajuste: planificar, hacer, verificar, actuar. El ciclo de mejora continua se nutre de información cuantitativa, monitoreable y comparable: los protocolos estandarizados de gestión de los recursos existen, son comúnmente llamadas Huellas ambientales (huella de carbono, huella hídrica, huella ecológica).

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