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Insumos agropecuarios en salta

La adopción de productos biológicos agrícolas en Argentina en 2025: ¿dónde estamos y hacia dónde vamos?

La agricultura está cambiando. No se trata solo de sembrar y cosechar; se trata de gestionar suelos, biodiversidad, insumos, datos y eco-inteligencia. En este contexto, los productos biológicos agrícolas —biofertilizantes, bioestimulantes, biocontroladores— vienen ganando terreno en Argentina. En 2025 ese proceso está ya bastante avanzado, aunque con matices que es clave conocer para comprender tanto las oportunidades como los desafíos. En este artículo exploramos cómo fue la adopción en 2025, qué impulsó ese crecimiento, qué frena aún una expansión más masiva y qué implicancias tiene para una empresa como AJU que apuesta por la sustentabilidad del NOA.


La adopción de productos biológicos agrícolas en Argentina en 2025: ¿dónde estamos y hacia dónde vamos?

Tamaño del mercado y ritmo de crecimiento


Según datos recientes del sector, el mercado argentino de bioinsumos agrícolas superó un valor estimado de US$ 124 millones en 2024, con un crecimiento interanual del 10,9 %.   Esto posiciona al segmento como uno de los de mayor dinamismo dentro de los insumos agrícolas, aunque aún representa un porcentaje reducido frente al total del mercado de insumos convencionales. Por ejemplo, se estima que los bioinsumos cubrirían alrededor del 4 % del mercado total de fitosanitarios argentinos. 


En cuanto a superficie, un dato relevante: se reportó que alrededor de 18,6 millones de hectáreas en Argentina ya recibieron algún tipo de insumo biológico en la última campaña, lo que equivale a cerca del 50 % de la superficie sembrada nacional.   Este nivel de adopción en términos de hectáreas indica que los biológicos ya superaron la fase de curiosidad y comienzan a formar parte sustancial del esquema productivo.


¿En qué cultivos y aplicaciones se está adoptando más?


El uso de productos biológicos no es uniforme: depende del cultivo, la escala, la costumbre del productor y la oferta disponible. Las mediciones disponibles señalan que los cultivos de mayor penetración son soja y, en menor medida, trigo y maíz. Por ejemplo, en un relevamiento se determinó que el 27,7 % de los productores declaró haber utilizado algún bioinsumo, y de ellos el 60% lo hizo en soja, el 20% en maíz. 


Respecto del tipo de insumo, los tratamientos de semillas dominan la facturación: representan alrededor del 51,2 % del mercado de biológicos en Argentina.   Luego aparecen biofertilizantes (26,2 %), bioinsecticidas (10,1 %), y otros como biofungicidas y bioestimulantes con participaciones menores pero en crecimiento. 


Cabe destacar también que los segmentos con mayor crecimiento no son los más “grandes” aún, sino los que estaban más rezagados. Por ejemplo, los bioinsecticidas registraron un crecimiento de 109% interanual en 2024.   Este salto sugiere que hay un cambio de paradigma: los productores ya no solo los usan para inoculación de semillas, sino que los están considerando para control biológico de plagas.



Factores que impulsan la adopción


Varios factores explican por qué los productores argentinos están incorporando más productos biológicos:


  • Demandas ambientales y de mercado: la presión por producir con menos residuos, exportar bajo estándares más exigentes y cuidar los suelos impulsa la búsqueda de alternativas a los insumos convencionales. Por ejemplo, un artículo reportó que “el futuro del agro está ligado a la sustentabilidad, y no hay sustentabilidad sin innovación”. 

  • Oferta que se diversifica: ya no se trata solo de inoculantes bacterianos tradicionales, sino de bioestimulantes, biofungicidas, bioinsecticidas y consorcios microbianos aplicados a diferentes cultivos. Esto amplía las opciones de uso.

  • Mejora en la tecnología y capacitación: los productores están más informados, los distribuidores y empresas ofrecen mayor asesoramiento técnico, lo que reduce la barrera de entrada.

  • Complementariedad con insumos convencionales: se reconoce que los biológicos no compiten necesariamente con lo químico, sino que lo complementan. Esto facilita su adopción pues no se perciben como reemplazo radical, sino como pieza del sistema. 



Las barreras que todavía frenan una adopción completa


A pesar del crecimiento, no todo es lineal ni sin obstáculos. Estas son algunas de las barreras más claras:


  • Costo y percepción de riesgo: muchos productores aún ven los biológicos como más costosos o “experimentales” en rendimiento, lo que frena su adopción total, sobre todo en sistemas de alta escala. 

  • Capacidad técnica y experiencia de uso: la aplicación correcta, condiciones de almacenamiento, logística y adaptación al cultivo son aspectos que requieren aprendizaje. Como lo señalaba un informe, “los insumos biológicos no hacen magia: requieren un manejo específico”. 

  • Infraestructura distributiva y logística: en zonas más remotas o de menor escala el acceso a bioinsumos puede ser más limitado o la presencia de empresas especializadas menor.

  • Madurez comercial de ciertos segmentos: mientras tratamientos de semillas e inoculantes están maduros, otros como bioherbicidas aún están en desarrollo o no se han lanzado comercialmente en amplio volumen en Argentina. 



Marco regulatorio e iniciativas que acompañan el crecimiento


Un aspecto clave que potencia la adopción es el entorno regulatorio favorable. En 2025 se registraron avances importantes: la normativa argentina empezó a definir con mayor claridad qué se entiende por “bioinsumo”, clasificando los productos y estableciendo lineamientos para su registro y uso.   Estas definiciones y la inclusión de organismos como el INTA, SENASA y cámaras sectoriales en los procesos regulatorios fortalecen la confianza de productores e industria.


Además, metodologías de extensión y demostración a campo, talleres de capacitación, congresos (como el dedicado a biológicos de la CASAFE) y sello de productos de origen argentino son iniciativas que ayudan a acelerar la adopción. 



Perspectiva hacia adelante (2026-2030)


Mirando más allá de 2025, la proyección para los biológicos es favorable. En Latinoamérica el crecimiento estimado es de ≈ 15 % anual, superando el promedio global.   En Argentina, si se mantiene ese ritmo, es plausible que el mercado se duplique en un lapso de 5 a 7 años, lo que abre espacio para que los biológicos pasen de nicho a parte central del sistema de insumos agrícolas.


Para que eso suceda, será clave:


  • Generar más datos concretos de campo y ensayos locales para convencer a los indecisos.

  • Optimizar la logística de distribución en zonas más remotas.

  • Adaptar la capacitación técnica a realidades regionales (como las del NOA).

  • Desarrollar alianzas público-privadas que faciliten el acceso de pequeños y medianos productores.

  • Integrar los biológicos en un marco más amplio de agricultura digital, monitoreo, suelos vivos y sostenibilidad.



En 2025, los productos biológicos agrícolas en Argentina dejaron de ser una promesa para convertirse en una herramienta real y creciente dentro de la producción agropecuaria. Con un mercado que mueve más de USD 120 millones, una superficie tratada que representa aproximadamente la mitad de la siembra nacional, y tasas de crecimiento de doble dígito, el escenario es claro: los biológicos llegaron para quedarse.


Ahora bien: el desafío no es solo crecer, sino integrarse correctamente. No basta con aplicar un biofertilizante o un bioinsecticida; es necesario que se inserte en un sistema productivo sólido, con suelo preparado, rotaciones adecuadas, infraestructura técnica, seguimiento y análisis. Esa integración es el ámbito donde empresas como AJU pueden marcar la diferencia, convirtiendo la adopción en resultado.


La revolución biológica está en marcha. El que la entienda no será solo quien use un producto: será quien cambie la forma de producir para siempre.


Por Editorial AJU

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