Vicia: el cultivo de cobertura que renueva los suelos salteños
- Editorial AJU
- hace 4 días
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¿Qué es la vicia y por qué usarla como cultivo de cobertura?
La vicia es un género de plantas leguminosas (familia de las arvejas y habas) muy valorado como cultivo de cobertura. En particular, la especie Vicia villosa (conocida como vicia villosa o “veza peluda”) se ha difundido entre productores por su versatilidad y beneficios. A diferencia de un cultivo comercial, un cultivo de cobertura no se cosecha para grano sino que se siembra para proteger y mejorar el suelo. La vicia cumple este rol gracias a su alta producción de biomasa y a su naturaleza de leguminosa: puede fijar nitrógeno del aire en el suelo, enriqueciéndolo . Por estas cualidades, la vicia se utiliza para cubrir el suelo entre ciclos de cultivos principales, brindando servicios agroecológicos sin competir con los cultivos de renta. En Salta y otras regiones del NOA, cada vez más productores eligen la vicia como cobertura al ver sus resultados positivos en la salud del suelo y los rendimientos siguientes.

Beneficios agronómicos principales de la vicia como cobertura
Usar vicia como cultivo de servicio aporta múltiples beneficios agronómicos al sistema. Entre los principales se destacan:
Fijación de nitrógeno: al ser leguminosa, la vicia captura nitrógeno atmosférico y lo incorpora al suelo mediante simbiosis con bacterias (Rhizobium) . Esto enriquece la fertilidad y reduce la necesidad de fertilizantes nitrogenados en el siguiente cultivo. Ensayos en el NOA comprobaron que una cobertura pura de vicia puede incrementar hasta un 13% el nitrógeno disponible para un maíz posterior, traduciéndose en aumentos de rendimiento (en torno al 7,5% más grano).
Cobertura del suelo y conservación de humedad: la vicia produce abundante rastrojo, con 4 a 7 toneladas de materia seca por hectárea en condiciones favorables . Esa biomasa forma una cubierta protectora que mantiene la humedad superficial y amortigua la temperatura del suelo, a la vez que lo protege de la erosión por viento y lluvia . En el clima del NOA, una buena cobertura con vicia ayuda a regular la temperatura y a captar más agua, generando una “reserva hídrica” que permite sembrar el cultivo de verano con mejor perfil de humedad . También se ha observado que esta cobertura densa reduce la salinización superficial en zonas propensas, al limitar la evaporación que concentra sales.
Control de malezas: un objetivo clave de los cultivos de servicio es suprimir malezas, y la vicia lo logra mediante competencia y cobertura. Al crecer en forma de enredadera, forma un tapiz que reduce la proliferación de malezas en los lotes . Productores de la región han comprobado que una vicia bien implantada puede reemplazar herbicidas preemergentes, ya que el banco de malezas queda sofocado bajo la cobertura . Esto no solo ahorra costos sino que también disminuye el uso de fitosanitarios, contribuyendo a un manejo más ecológico.
Mejora de la estructura y fertilidad del suelo: las raíces fasciculadas de la vicia exploran el suelo y contribuyen a mejorar su estructura, generando poros y agregados estables. Estudios indican que la siembra de vicia aumenta la porosidad del suelo y favorece la formación de macroagregados (grumos de partículas) . En Salta, por ejemplo, se midieron incrementos de hasta 43% en la estabilidad de los agregados del suelo tras dos ciclos con vicia , junto con una mayor actividad microbiana benéfica. Esto redunda en suelos más esponjosos, con mejor infiltración de agua y mayor materia orgánica. De hecho, la vicia contribuye a fijar carbono en el suelo; se registraron hasta un 32% más de reservas de carbono orgánico respecto a un barbecho convencional . Un suelo con mejor estructura y vida microbiana es más fértil y resiliente a la erosión, cimentando una productividad sostenible a largo plazo.
Ventajas comprobadas en Salta y el NOA
La adopción de vicia como cobertura en el noroeste argentino ha venido acompañada de resultados muy prometedores, tanto en ensayos técnicos como en la práctica a campo. Un estudio local del INTA Salta (en conjunto con Conicet) determinó que la inclusión de cultivos de servicio leguminosos como la vicia es una de las mejores estrategias para restaurar suelos degradados en poco tiempo . En su experimento, tierras que habían sufrido años de monocultivo mostraron rápidas mejoras al sumar vicia en la rotación: se elevó cerca de 30% la actividad microbiológica del suelo (indicador de vida y fertilidad) y un 43% la estabilidad de la estructura, aún en el corto plazo . Además, los investigadores observaron un aumento significativo del carbono orgánico del suelo (≈32% más) y una incidencia positiva en el rendimiento del siguiente cultivo comercial . En otras palabras, la vicia logró revertir parcialmente la degradación del suelo y al mismo tiempo potenciar la productividad (en ese estudio, mejoró los rendimientos del poroto, cultivo típico de la región).
Desde el punto de vista de los productores, las ventajas específicas en el NOA también son claras. Técnicos y agricultores reportan que los cultivos de cobertura con vicia controlan malezas difíciles (incluso resistentes a herbicidas), ayudan a reclamar suelos salinos al mantenerlos húmedos y cubiertos, aportan nitrógeno natural al sistema y mejoran la disponibilidad de agua para los cultivos siguientes . También destacan beneficios operativos: al haber más rastrojo, disminuye la compactación por lluvias y se facilita el tránsito de maquinaria, a la vez que se reducen los “barbechos químicos” prolongados. Por ejemplo, en campos de Santiago del Estero (zona agroecológicamente emparentada con el este salteño), la vicia incorporada antes de un maíz tardío aumentó la eficiencia de uso del agua y permitió mejorar el rendimiento del maíz respecto al lote sin cobertura . Estos resultados han impulsado el entusiasmo en la región por integrar vicia u otros cultivos de servicio en los esquemas agrícolas tradicionales, como una herramienta para hacer frente al desgaste de suelos y al clima variable del NOA.
Prácticas de manejo recomendadas para la vicia
Para maximizar los beneficios de la vicia como cultivo de cobertura, es importante llevar adelante buenas prácticas de manejo adaptadas a las condiciones locales. A continuación, algunos puntos clave a considerar:
Época de siembra: En Salta, la vicia suele implantarse a finales del verano o comienzos de otoño, aprovechando la humedad remanente de la temporada de lluvias. Una ventana común de siembra es febrero a abril, aunque puede adelantarse o atrasarse ligeramente según las precipitaciones. Sembrar en esta época temprana permite un mejor establecimiento antes de las primeras heladas. Algunos productores han sembrado vicia más tarde (invierno, julio-agosto), pero las experiencias indican que la producción de biomasa disminuye significativamente con siembras tardías . Por eso, se recomienda implantarla lo antes posible al finalizar el ciclo del cultivo de verano, siempre asegurando humedad en el suelo para una buena germinación.
Densidad y mezcla de semillas: Se sugiere usar semilla fiscalizada de calidad y en una densidad suficiente para lograr una cobertura plena. Como referencia, una población objetivo de ~30 plantas/m² puede alcanzarse con 15 a 30 kg/ha de semilla de vicia (dependiendo del tamaño de semilla y la fecha de siembra) . En muchos casos, la vicia se siembra consociada con gramíneas (como avena, centeno o cebada) para combinar aportes y mejorar la cobertura. Si se opta por mezclas, se debe ajustar la densidad: por ejemplo, al asociar vicia con un cereal de invierno, se recomienda usar unos 20–30 kg/ha de vicia junto con la proporción adecuada de la gramínea, aumentando la dosis de vicia cuanto más tardía sea la siembra . La siembra puede realizarse con maquinaria de grano fino o incluso al voleo (algunas experiencias utilizan avión o equipos neumáticos para intersembrar vicia sobre cultivos aún en pie). Lo importante es lograr una implantación uniforme y rápida, en un lote preferentemente limpio de malezas al momento de la siembra.
Inoculación y nutrición: Para garantizar la fijación de nitrógeno, es muy recomendable inocular la semilla de vicia con la bacteria específica (Rhizobium leguminosarum) antes de la siembra . Esto asegura que las plantas formen suficientes nódulos en las raíces y capturen la mayor cantidad de nitrógeno posible para incorporarlo al suelo. Asimismo, no suele requerir fertilización nitrogenada (por su propia fijación), pero sí es importante que el suelo tenga niveles adecuados de fósforo y azufre, nutrientes que ayudan al proceso de fijación biológica de N y al buen desarrollo inicial.
Manejo de la cobertura y terminación: La vicia debe monitorearse durante su crecimiento para evaluar el momento óptimo de terminación. Por lo general, se recomienda secar o rollear la vicia cerca del inicio de su floración (etapa en la que ha acumulado mucha biomasa pero antes de que forme semillas viables). La terminación puede hacerse mecánicamente (con rolo triturador o rolo-faca que tumbe y estruje la planta) o químicamente mediante un herbicida desecante, según el sistema de cada productor. Evitar que la vicia produzca semillas es crucial por dos motivos: primero, para que no consuma agua y nutrientes que podrían usar el siguiente cultivo; y segundo, para prevenir que quede semilla dura en el lote que luego germine como una “maleza” voluntaria en campañas posteriores . La vicia tiene cierta proporción de semilla dura que puede permanecer viable en el suelo y rebrotar al año siguiente, algo a tener en cuenta en la rotación (especialmente si el cultivo siguiente es trigo u otro invernal donde rebrotes de vicia podrían interferir). Secando la cobertura a tiempo, se evita este problema y se deja un rastrojo uniforme que continúa brindando sus servicios (protección y nutrientes) mientras se siembra el próximo cultivo.
Uso ganadero (pastoreo) y cuidados: Una ventaja adicional de la vicia es que puede aprovecharse como forraje. Muchos productores hacen un doble uso: siembran vicia como cobertura invernal y la pastorean con ganado en determinado periodo. La recomendación aquí es permitir el pastoreo controlado hasta antes de la floración de la vicia. Durante el otoño e invierno la vicia rebrota después del pastoreo, y se la puede seguir usando hasta que inicie la floración sin dañar sus aportes como cobertura. Después de floración, es crucial quitar el ganado, ya que en etapas reproductivas avanzadas la planta disminuye su calidad forrajera y puede volverse tóxica para el ganado. En la formación de vaina y semilla, la vicia villosa produce canavanina, un compuesto que resulta nocivo para los bovinos . Por lo tanto, en planteos mixtos (agricultura + ganadería) se debe manejar con cuidado: cosecharla como forraje (heno o ensilaje) o retirar los animales a tiempo. Otro aspecto práctico: los rastrojos muy abundantes de vicia pueden dificultar la siembra del cultivo sucesor (especialmente si es de siembra directa y de pequeña semilla, como soja). Si la cobertura supera los 5.000–6.000 kg/ha, conviene regular bien las sembradoras (colocando cuchillas abre-surcos, por ejemplo) o combinar la vicia con gramíneas para que el rastrojo sea más fácil de manejar. Asimismo, estar atentos a posibles plagas: se ha observado que lotes de vicia muy desarrollados pueden atraer chinches y orugas cortadoras . Un monitoreo adecuado y, de ser necesario, controles focalizados, evitarán que esos insectos afecten al cultivo siguiente.
La experiencia recopilada en Salta y el NOA muestra que la vicia como cultivo de cobertura es mucho más que una práctica agronómica: es una estrategia de manejo sustentable que genera un círculo virtuoso. Por un lado, mejora el recurso suelo –ese patrimonio esencial del productor– recuperando su fertilidad, estructura y vida biológica. Por otro lado, optimiza la producción al reducir insumos (menos fertilizantes nitrogenados y herbicidas) y aumentar los rendimientos a través de su efecto benéfico en el cultivo siguiente. Todo esto se traduce en mayor rentabilidad y resiliencia del sistema agrícola, a la vez que se cuida el ambiente.
Por Editorial AJU
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