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Insumos agropecuarios en salta

De la precisión a la predicción: cómo la agricultura digital redefine el campo argentino

Desde hace más de dos décadas, la agricultura argentina transita un camino de transformación tecnológica que ha ido sumando herramientas como el GPS, los automatismos, el big data y el machine learning. Pero hoy, según el especialista Juan Pablo Vélez, la gran revolución que está en marcha y que promete reconfigurar definitivamente la actividad es la agricultura digital, concepto que engloba y supera a lo que durante años se conoció como agricultura de precisión.

“Hoy ya no podemos hablar de herramientas por separado. Lo que agrega valor es la integración de todas estas tecnologías, y eso es lo que define a la agricultura digital”, explica Vélez, quien fue una figura clave en el desarrollo de la agricultura de precisión desde el INTA Manfredi y hoy se desempeña como consultor independiente.


En su mirada, la inteligencia artificial (IA) es la gran disrupción que está permitiendo avanzar hacia una nueva etapa: la del ordenamiento masivo de datos. “Siempre estuvimos dando vueltas sobre los mismos temas, sin poder cerrarlos. Ahora, gracias al poder de cómputo de la IA, podemos cruzar múltiples variables, modelar escenarios y predecir con mayor certeza. Eso permite tomar decisiones más concretas”, afirma.


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Gemelos digitales: el próximo salto

Vélez describe un patrón de disrupción tecnológica que se repite cada cinco años. Desde el GPS en sus comienzos, hasta el actual boom de la inteligencia artificial, cada etapa sacude los cimientos de la actividad. ¿Qué se viene ahora? “Los gemelos digitales”, anticipa.


La idea es construir una réplica digital del lote físico, capaz de simular múltiples escenarios. “Va a permitir jugar con las variables, ver qué pasa si cambia el clima, el manejo, la genética. Esa capacidad de anticiparse con modelos confiables va a ser central”, proyecta.


Capacitación y cambio cultural

Más allá del desarrollo de nuevas herramientas, Vélez pone el foco en el factor humano. “Hay miedo, hay incertidumbre. Pero la realidad es que hay que aggiornarse a esta nueva etapa”, afirma.


Según su visión, la IA no reemplazará a las personas, sino que potenciará sus capacidades. “Antes competíamos con un solo cerebro. Ahora, el que no se asocie con el segundo cerebro, el de las máquinas, va a quedar fuera de juego. No es una opción, es una necesidad para seguir siendo competitivos”, remarca.


En este marco, Vélez alienta a productores, asesores y técnicos a perder el miedo, capacitarse y empezar a incorporar herramientas de programación. “No digo que todos tengan que convertirse en programadores. Pero sí entender que muchas de las herramientas que usamos -desde armar un Excel hasta procesar datos con Python- están al alcance, son gratuitas y pueden mejorar muchísimo la gestión de la información”, asegura.


Datos: el oro digital del agro

Una de las principales recomendaciones que deja el especialista es no subestimar los datos. “Durante años trabajamos con mapas de rendimiento, monitores, imágenes satelitales... pero muchas veces no guardamos ni ordenamos bien esa información. Y eso fue una oportunidad perdida”, lamenta.


Hoy, gracias a la telemetría y a las plataformas de análisis, esa información puede cobrar nueva vida. Pero sólo si está disponible y organizada. “El valor está en los datos. Todo lo que hicimos durante años en agricultura de precisión puede recuperarse si lo digitalizamos, si lo subimos a la nube, si lo ponemos a trabajar”, afirma.


Un nuevo paradigma

Para Vélez, la agricultura digital no es solo una etapa más en la evolución tecnológica, sino un nuevo paradigma de producción. Uno en el que las decisiones no se toman solo por intuición, sino por análisis. Y en el que la clave es la previsibilidad.


“La inteligencia artificial y el internet de las cosas (IoT) nos van a permitir tomar decisiones más acertadas. Pero todo depende de qué tan bien hagamos las tareas en casa: recolectar, ordenar, analizar. Tenemos décadas de datos, y ahora tenemos las herramientas para sacarles valor”, resume.


El desafío está claro: empezar a programar la agricultura del futuro. Un futuro que, según Vélez, ya llegó. Y que se define, más que nunca, por la capacidad de anticiparse.


Fuente: Clarín

 
 
 
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