Alguien dijo alguna vez que “si lo que hacés te apasiona, no es un trabajo”. Y eso es exactamente lo que le pasa a Turi con el campo. Le encanta la vida de tranqueras y bebederos, de tractores levantando polvaredas, de palomas anunciando el nuevo día, y de que cada nuevo día traiga desafíos diferentes.
Turi, o Arturo Larrán como lo conocen menos, nació en San Ramón de la Nueva Orán allá por octubre del ’79. Por aquellos años hizo su primaria en la escuelita Doctor Víctor la Plaza, en el ingenio de Tabacal, donde jugaba al fútbol con sus compañeros para después escaparse hasta la loma de Yrigoyen para hacer alguna travesura. También cada tanto buscaba capturar algún pez con su cañita de pescar.
Hoy, ya con 40 cumplidos, administra el campo del Grupo Chaguar, un espacio que le demanda incontables horas enfrentando los retos que cada día presenta la vida campera. Y es que la esencia del campo es llevar adelante las cosas sin demasiadas excusas. Lo que haya que hacer se hace, y si no hay con qué, se inventa algo. Lo cierto es que Turi le mete con todo para que las cosas funcionen. ¿Por qué? Porque sí, porque ama el campo. Ni más, ni menos.
Claro que en la cruzada no está solo, ya que cuenta con un puñado de leales compañeros que lo ayudan con cada cosa. Desde el maquinista que está encargado de la siembra y fumigación, hasta el más humilde ayudante que tiene el campo. De todos recibe una mano. De todos aprende cada día.
Sin embargo el pilar que lo sostiene y lo acompaña se llama Araceli. Los ojos y los brazos a los que vuelve después de cada dura jornada de trabajo a la que también a veces lo acompañan sus perras: China y Lara. Con Araceli comparten camino cada día y, cuando él no está revisando y controlando las aplicaciones de agroquímicos o arreglando algo y tienen tiempo libre (que nunca es mucho), salen a caminar por los cerros o se hacen una escapadita a algún lugar tranquilo y silencioso. Cuando están en la casa, a Turi y Ara les gusta mirar boxeo y disfrutarse mutuamente; el fútbol lo sigue sólo Arturo cada vez que juega River.
Ahora Arturo agarra algunas herramientas y encara reparaciones en las máquinas para poder comenzar una nueva campaña. Y entre fierros y alambrados, entre extensas parcelas de buena tierra, semillas y fardos, Turi Larrán mira hacia adelante y sigue viendo el campo en su futuro.
Entonces comprendemos que para él el campo no es sólo una gran pasión. El campo es toda su vida.
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