Termina 2020 con una Argentina muy cambiante desde lo político y lo económico. Si, además,
se le agregan problemas climáticos se ve que las actividades agropecuarias tienen suficiente riesgo. Brechas cambiaras altas y tarifas en pesos que aumentan a nivel de inflación van limando los márgenes de las diferentes actividades. Ni hablar del tambo y del feedlot.
Este ambiente externo hostil puede potenciarse próximamente con la preocupación gubernamental por la "mesa de los argentinos" que puede comenzar nuevamente a generar trabas y complicaciones en las producciones asociadas a los alimentos.
En ese contexto, los directorios de las empresas están analizando constantemente la evolución de las finanzas, de los impuestos y de los negocios. En un mundo en el que se habla de los tres componentes de sustentabilidad (económico, social y ambiental), hay que tener en cuenta que sin el económico no se logran los otros dos.
Es fundamental aprovechar la experiencia de los ejercicios anteriores para poder "verificar" las acciones que hemos generado, ver qué resultados hemos obtenido y, sobre esa base, actuar en la corrección o no de las formas de hacer. También convendría volver a mirar cómo nos fue en el período 2008-2015.
Decisiones empresarias
Con ese marco general, hay que tomar decisiones "tranqueras adentro" tratando de minimizar errores o sucesos imprevistos. Para ello el empresario tendría que:
Analizar muy bien los negocios. Si no se tienen las capacidades internas para ello, será conveniente contratarlas. Hay mucha gente capaz para ayudar en eso. A partir del análisis, habrá que tomar decisiones de cómo hacer rentables las actividades. Con esa data, habrá que tomar resoluciones o saber hasta cuándo no se van a tomar.
Determinar los factores claves de éxito en cada actividad. Significa decidir dónde poner el foco: ¿en el precio? ¿en el rinde? ¿en el costo?
Tratar de no ser el que más gana, sino el que nunca pierde. No aspirar a precios máximos que pueden no llegar, sino a valores que generen rentabilidad.
Buscar riesgos controlados, no riesgos incalculables. Hay que ver bien a quién se le vende en estos contextos; hay que tratar de conseguir "riesgo cero" en la cobranza.
También hay elegir bien a quién se le compra. Necesitamos tener los insumos con buen precio, financiación, etc. Tienen que estar en el campo en tiempo y forma, y que sea lo que se compró. Y, sobre todo, tener seguridad de producto en un país donde las importaciones, sin duda, se van a complicar.
Las personas, eje de todo
Las decisiones del empresario no garantizan un resultado si no se dispone de un equipo que las implemente de manera eficiente. Más que nunca, en 2021 habrá que poner el acento en el equipo de trabajo y en los proveedores de servicios externos, a saber:
Equipo administrativo. El sistema comercial es un circuito complejo que puede desanimar a cualquiera, pero se puede enfrentar mejor con información. Para ello hay que contar con una administración sólida e inteligente, que cuente con un equipo que tenga las destrezas necesarias para procesar muchos datos y manejar presupuestos, control de liquidaciones, evaluación de contratos y otros procedimientos administrativos.
Un ejemplo es el control de liquidaciones de granos que se debe efectuar en cada campaña agrícola. Hay que revisar cada renglón de esos documentos, si se considera que quien factura es el comprador de la mercadería en el caso de productores primarios.
En la liquidación puede encontrarse el precio pactado para la operación, la calidad que se está pagando por la mercadería y los descuentos por fletes, servicios de acopio y retenciones de impuestos. Para controlar eficientemente todos los ítems hay que estar involucrado con las condiciones comerciales de cada negocio, y así poder verificar si el pago que se está recibiendo tiene el precio, la calidad y los gastos comerciales correspondientes.
Sistema y procesos. En un contexto que cambia rápidamente, hay que establecer los procesos claros y sencillos que permitan una administración sana, que refleje correctamente cada operación y segmente los distintos negocios para poder medir los resultados de forma correcta. Los procesos son un conjunto de actividades mutuamente relacionadas que transforman elementos de entrada en salidas, como reportes o productos.
Es importante que los procesos estén bien definidos, con sus tareas específicas y con las personas responsables, para que se lleven a cabo de la manera esperada, orientada a dar datos e indicadores para la toma de decisiones del negocio.
Finanzas. El área de finanzas es un pilar fundamental en el negocio agropecuario, sobre todo en campos agrícolas. Es vital que haya un responsable de una presupuestación financiera mes a mes que permita hacer frente a las obligaciones comerciales de la forma más eficiente para aprovechar lo que ofrece el mercado financiero, y para estar preparados ante alguna oportunidad que se presente.
En la actualidad, el mayor socio del empresario es el Estado. Es imprescindible una detallada planificación fiscal y estar actualizados en las normativas vigentes. Si no se tienen buenos asesores contables e impositivos, es el momento para salir a buscarlos; cada decisión productiva que se toma tiene impacto impositivo en nuestra actividad.
Control. Lo que no se mide, no se mejora. Es necesario que la empresa tenga instancias de control en la producción, en la logística, en la venta y en la cobranza. Expresado de otra manera: la administración debe estar al servicio de todas las áreas y ayudar a generar la información necesaria para detectar dónde se puede ser más eficiente, evitar sobrecostos y agregar valor a la empresa. La tarea de controlar y generar reportes, así como su seguimiento, deberán ser constantes y perdurables.
Fuente: LaNación. Los autores integran la consultora AZ-Group.
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