Un estudio elaborado por Graham Brookes, de PG Economics, en Hereford, Reino Unido, publicado recientemente, y que se elabora y actualiza cada un par de años, analizó los impactos en los ingresos agrícolas y la producción por el uso de tecnología de organismos genéticamente modificados (OGM) entre 1996-2020. Los datos y las conclusiones del estudio muestran cómo los cultivos GM están contribuyendo a una agricultura más sostenible.
“En 2020, la producción global adicional de los cuatro cultivos principales en los que se usa ampliamente la tecnología GM (85 millones de toneladas),si se hubieran utilizado sistemas de producción convencionales, habría requerido 23,4 millones de hectáreas adicionales de tierra para sembrar estos cultivos”, un equivalente al área agrícola combinada de Filipinas y Vietnam, asegura el estudio, en una de las cifras más reveladoras del aporte de la biotecnología moderna a la sostenibilidad agrícola.
Considerando la producción extra de 978 millones de toneladas de cultivos entre 1996-2020 (594.6 mil Tn de maíz, 330.35 Tn de soja, 37.01 Tn de algodón, 15.77 Tn de canola y 1.87 Tn de remolacha azucarera), según el estudio, la superficie total acumulada extra que se habría requerido para mantener la misma producción sin el uso de OGMs entre 1996-2020 sería de 274 millones de hectáreas (o 2.740.000 km2), un área equivalente casi al total de la superficie de Argentina.
El documento actualiza las estimaciones anteriores del valor global del uso de tecnología de organismos genéticamente modificados (OGMs o transgénicos) en la agricultura a nivel de predio. Examinó los impactos en los rendimientos, los costos variables importantes de producción, incluido el costo de la tecnología, los ingresos (brutos) agrícolas directos y los impactos en la base de producción de los principales cultivos donde se utiliza la tecnología (soja, maíz, algodón y canola).
Durante el período de 1996 a 2020, los beneficios económicos han sido significativos y los ingresos agrícolas para quienes utilizan la tecnología han aumentado en US$261,3 mil millones. Esto equivale a una ganancia de ingresos agrícolas promedio en todos los cultivos transgénicos cultivados en este período de alrededor de $112/hectárea. En 2020, las ganancias de ingresos agrícolas fueron de $18,800 millones (promedio de $103/ha).
LOS BENEFICIADOS
Un mito extendido es que las ganancias de los OGMs solo favorecerían a transnacionales y grandes agricultores de países desarrollados. El estudio echa por tierra esas creencias.Las ganancias acumuladas de ingresos agrícolas se han dividido en un 52 % entre los agricultores de los países en desarrollo y en un 48 % entre los agricultores de los países desarrollados.
El 72% de las ganancias se han derivado de la obtención de mayor rendimiento y producción y el 28% restante proviene de ahorros de costos. Estos aumentos en el rendimiento y la producción han contribuido de manera importante al aumento de los niveles de producción mundial de los cuatro cultivos principales, habiendo agregado, por ejemplo, 330 millones de toneladas y 595 millones de toneladas, respectivamente, a la producción mundial de soya y maíz desde la introducción de la tecnología en mediados de la década de 1990.
Un antecedente especialmente revelador de los beneficios obtenidos por los agricultores gracias a la adopción de esta tecnología: “En términos de inversión, por cada dólar adicional invertido en semillas OGM (en relación con el costo de las semillas convencionales), los agricultores obtuvieron un ingreso adicional promedio de US$3,76. En los países en desarrollo, el rendimiento promedio fue de US$5,22 por cada dólar adicional invertido en semillas de cultivos genéticamente modificados y en los países desarrollados el rendimiento promedio fue de US$$3,00”.
El doctor en Ciencias Biológicas y director ejecutivo de ChileBio, Miguel Ángel Sánchez, valoró los antecedentes entregados por este estudio, que viene a actualizar los antecedentes de entregas anteriores “y nos muestra la real dimensión del aporte de los cultivos genéticamente modificados a nivel global, con un impacto positivo a nivel de ingresos, así como de menor impacto medioambiental.
Es decir, siendo un aporte para lo que todos buscamos, que es tener una agricultura más sostenible y de paso fortalecer la seguridad alimentaria”, afirma Sánchez. “Son desafíos para el mundo y también para Chile, que no debe quedarse en los prejuicios, que muchas veces han acompañado la imagen de esta tecnología, sino que considerarla en su real mérito, de acuerdo a la evidencia, como la que muestra este estudio”.
Aquí el estudio: https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/21645698.2022.2105626
Fuente: ChileBio
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