Con la llegada de las criptomonedas al campo -incluso con tokens basados en el precio de los granos-, el sector parece haber completado el ciclo de la tecnología: en cada una de las etapas productivas o de negocio la innovación ya está presente.
Los ejemplos se multiplican. Imágenes satelitales para establecer índices de sequía o inundación, tractores y cosechadoras con comandos autónomos, fintechs que intervienen en el proceso de compraventa, y apps para facilitar la logística son algunas aplicaciones de lo último en la cadena productiva.
No quedan dudas de que la industria no solo está aggiornada, sino que elige optar por nuevas alternativas para potenciar un sector que, en contra de los prejuicios, siempre miró a la tecnología para potenciar la producción de un total de 30 millones de hectáreas (el territorio de Italia).
En este contexto, el próximo paso es la integración. Las múltiples opciones que surgen en términos de dispositivos y de aplicaciones de las diversas agtech necesitan conversar entre sí. Elegir un nuevo método de pago digital, por ejemplo, no debería limitar el acceso a una nueva aplicación o la compra de maquinaria.
El sector agtech nacional creció un 14,6% anual en la última década, cuando el promedio mundial fue del 4,5 por ciento, según un estudio de la Universidad Austral y Endeavor. Esto hace que sea necesaria una dinámica en la que prime la sinergia.
El campo siempre tuvo esta mirada cooperativa. Las organizaciones agrarias parten de la lógica del compartir conocimiento: los productores compiten mucho menos que en otros sectores y casi siempre pasan los aprendizajes que les permitieron mejorar la producción.
La mirada sinérgica está en distintos órdenes, desde la relación con diferentes dependencias del Estado hasta el movimiento CREA, por citar un ejemplo concreto. Las empresas dedicadas a la tecnología tenemos que seguir ese rumbo, integrando soluciones que potencien al sector.
No hay ninguna duda de que la vanguardia para el campo viene con la implementación de tecnología y la innovación. Las propuestas seguirán apareciendo: hoy las agtechs representan el 15,4% del total de inversiones de capital semilla, según un relevamiento realizado por Microsoft y Arcap que ubicó al sector solo detrás de detrás de biotech y fintech.
Toda alternativa que, a corto o a largo plazo, pueda facilitarle la vida al productor tiene que estar sobre la mesa, aunque sea para estudiar y probar. Puede que lo que hoy parece una solución mañana no lo sea, pero buscar la innovación significa brindar e integrar dispositivos y aplicaciones.
En este sentido, la llegada de las criptomonedas al sector es el último paso de cómo el campo se sumó a la revolución fintech que se vivió en la Argentina en los últimos años, especialmente a partir de la pandemia. Lo interesante de las soluciones actuales que se están extendiendo es que estas criptodivisas funcionan como stablecoins, que significa tienen el respaldo de un activo de valor, en este caso cereal, un concepto con el que estamos familiarizados en el agro.
La propuesta, por supuesto va, mucho más allá de una u otra solución. Hoy existen más de 140 empresas en el listado Agtech del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, en un registro que seguramente no incluye a muchísimas otras. Integrar y cooperar entre todas es, evidentemente, el próximo paso.
Fuente: La Nación
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